Setu Bandhasana: Construir Puentes Entre la Tierra y el Corazón

Explora Setu Bandhasana, la postura del puente, como un espacio de equilibrio entre sostén, apertura y serenidad interior.

Setu Bandhasana

Setu Bandhasana, o la postura del puente, es una de esas asanas que enseñan sin palabras. Desde su forma simple y accesible, propone un gesto profundo: levantar el corazón hacia el cielo mientras los pies y los hombros permanecen anclados a la tierra. Es un puente literal y simbólico entre lo material y lo sutil, entre lo que sostiene y lo que se abre.

Practicar Setu Bandhasana no es solo levantar la pelvis. Es construir un espacio interno donde cuerpo, respiración y emoción se alinean. Y en ese gesto, en ese pequeño arco que se forma entre los hombros y las rodillas, sucede una transformación silenciosa.

El cuerpo como puente

El nombre de esta asana, Setu (puente) y Bandha (atadura o vínculo), habla de su intención. Es un espacio donde partes del cuerpo se conectan, donde lo que estaba separado se une. Los pies firmes, las piernas activas, la pelvis que asciende y el pecho que se expande crean una estructura que sostiene, pero también libera.

En esa elevación controlada, se masajea la columna, se oxigena el corazón y se activa la zona pélvica. Pero, sobre todo, se abre el espacio emocional. Porque el pecho no solo guarda pulmones, también emociones. Y cuando se permite que esa región se expanda, aflora una sensación de alivio y ligereza.

Setu Bandhasana como práctica de equilibrio

Más allá de lo físico, Setu Bandhasana enseña a encontrar equilibrio entre esfuerzo y relajación. Los muslos trabajan, pero los hombros descansan. La mandíbula se suaviza mientras las plantas de los pies enraízan. Ese juego de contrarios ayuda a calmar la mente, a regular el sistema nervioso y a preparar el cuerpo para el descanso o para una práctica más introspectiva.

Una postura accesible, pero reveladora

Lo hermoso de esta asana es que puede practicarse en distintas versiones. Desde variantes sencillas con soportes hasta posturas más avanzadas. Y en cada una de ellas, la enseñanza es la misma: sostener y soltar a la vez. Aprender a elevar sin tensión, a habitar el cuerpo con amabilidad.

A menudo, en la esterilla y en la vida, buscamos más altura, más logro. Setu Bandhasana nos recuerda que elevarse no significa escapar, sino crear un puente sólido desde el cual mirar las cosas con más claridad.

Un puente hacia el silencio interior

Al deshacer Setu Bandhasana, queda una sensación de amplitud. Como si dentro del pecho se hubiese abierto una ventana. Es un recordatorio de que no hace falta correr o forzar para sentir calma. A veces basta con construir ese pequeño puente interior que nos conecta con lo esencial.

Practicarla de forma consciente es crear un refugio dentro del cuerpo. Un espacio que, aunque temporal, deja una huella de serenidad que trasciende los límites de la práctica.

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