Abhyasa y Vairagya: La Práctica y el Desapego en Equilibrio

El significado profundo de abhyasa (práctica constante) y vairagya (desapego) en los Yoga Sutra de Patañjali. Aprende cómo equilibrar disciplina y libertad en tu práctica de yoga y en tu vida cotidiana.

Abhyasa y Vairagya: La Práctica y el Desapego en Equilibrio

Cuando nos acercamos a la filosofía del yoga desde los Yoga Sutra de Patañjali, dos conceptos aparecen como pilares fundamentales para sostener cualquier camino espiritual: abhyasa (la práctica constante) y vairagya (el desapego). Patañjali nos dice que solo a través de estas dos fuerzas combinadas podemos aquietar las fluctuaciones de la mente (citta vritti nirodhah) y caminar hacia la verdadera libertad interior.

Aunque a simple vista puedan parecer opuestos —practicar con firmeza y desapegarse del resultado—, en realidad se complementan como dos alas de un mismo pájaro. Sin abhyasa no hay disciplina, sin vairagya no hay libertad. El equilibrio entre ambos es lo que convierte al yoga en una vía de transformación profunda y humana.

¿Qué significa Abhyasa? La constancia que sostiene

Abhyasa se traduce como práctica constante, perseverancia, dedicación firme. En el Sutra I.13, Patañjali define abhyasa como “el esfuerzo continuo para mantener la mente estable”. No se trata solo de repetir posturas de yoga, sino de cultivar un estado interior de presencia y disciplina en todos los aspectos de la vida.

Cuando llevamos abhyasa a la esterilla, se manifiesta en acudir con regularidad a la práctica, aunque algunos días no tengamos ganas o la mente se resista. Fuera de la esterilla, es la capacidad de mantener una intención clara en la vida: sostener la calma ante el conflicto, volver una y otra vez a la respiración, recordar que el yoga no son logros externos sino un camino interno.

La constancia no significa rigidez. Practicar abhyasa es encontrar la manera de estar presente hoy, aquí, con lo que somos y tenemos, sin esperar a que las condiciones externas sean perfectas. Es ese gesto de volver a sentarse en meditación después de una semana difícil. Es ese esfuerzo amable de recolocar el cuerpo en tadasana cuando la mente divaga. Abhyasa nos enseña que la transformación no ocurre en un instante, sino en la suma de pequeños gestos diarios.

¿Qué significa Vairagya? El arte de soltar

El segundo pilar, vairagya, suele traducirse como desapego o desapasionamiento. El Sutra I.15 lo describe como la capacidad de liberarse del deseo de poseer lo que vemos o de aferrarnos a lo que ya tenemos.

Practicar vairagya no significa indiferencia, ni rechazo a la vida, ni falta de amor. Al contrario, es aprender a relacionarnos con el mundo sin esclavitud, disfrutando de lo que llega y soltando lo que ya no está. Vairagya es comer con gratitud y sin culpa, practicar sin compararnos con el de al lado, vivir un éxito sin que defina nuestra valía y aceptar una caída sin hundirnos en ella.

En la práctica de asanas, vairagya se expresa cuando dejamos de luchar por alcanzar “la postura perfecta” y aceptamos la realidad de nuestro cuerpo hoy. En la meditación, surge cuando observamos un pensamiento sin seguirlo ni rechazarlo. En la vida, se convierte en la habilidad de amar profundamente sin poseer, trabajar con compromiso sin identificarnos con los resultados, y aprender a ver la impermanencia como parte natural de la existencia.

El equilibrio entre abhyasa y vairagya

La riqueza está en entender que ninguno de los dos puede sostenerse solo. Si practicamos solo abhyasa, caemos en la trampa del esfuerzo excesivo, de medirnos por nuestra disciplina, de convertir el yoga en otro objetivo por cumplir. Si nos enfocamos solo en vairagya, podemos confundir el desapego con apatía, perdiendo la dirección y la dedicación necesarias para crecer.

Patañjali nos recuerda que la unión de ambos genera estabilidad. Abhyasa nos da raíz; vairagya nos da ligereza. Con abhyasa aprendemos a ser constantes, con vairagya a no obsesionarnos con los frutos. Juntos, nos enseñan a caminar con los pies firmes en la tierra y el corazón libre.

Cómo llevarlos a la práctica en la vida diaria

Abhyasa y vairagya no son conceptos abstractos. Son invitaciones vivas a transformar nuestra relación con la práctica y con la vida. Podemos integrarlos de maneras sencillas:

En una clase de yoga, cada inhalación y exhalación puede ser abhyasa: el compromiso de estar presentes, aunque la mente se distraiga. Y cada vez que aceptamos que una postura no se ve “perfecta” o soltamos la comparación, estamos cultivando vairagya.

En la vida cotidiana, abhyasa es ese hábito de volver una y otra vez a lo que nos nutre: la meditación, el movimiento consciente, una caminata en silencio, un diario de gratitud. Vairagya es recordar que nada de esto nos hace “mejores” o “peores”; son simplemente herramientas que nos acompañan en el camino.

Ambos se vuelven aún más poderosos cuando los llevamos a nuestras relaciones. Practicar la escucha activa sin esperar una respuesta inmediata es abhyasa. Aceptar que no podemos controlar la reacción del otro, y soltarla con amor, es vairagya.

Un viaje hacia el centro

El yoga nos invita a caminar con los dos pies: el de la práctica constante y el del desapego.

Uno nos sostiene, el otro nos libera. Uno nos arraiga en el presente, el otro nos recuerda que todo es impermanente.

Vivir con abhyasa y vairagya es vivir en equilibrio. Es descubrir que la verdadera fuerza nace de la disciplina, y la verdadera paz del soltar. Es recordar que no somos lo que logramos ni lo que perdemos, sino la conciencia que observa y abraza cada paso del camino.

Quizá la mejor manera de honrar estos dos principios es esta: seguir practicando, siempre, con amor. Y al mismo tiempo, sonreír y soltar los resultados, confiando en que lo que deba florecer lo hará en su debido momento.


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