Abhyasa y Vairagya

Abhyasa y Vairagya: La Práctica Constante y el Desapego en los Yoga Sutras

Cuando uno se asoma a la filosofía del yoga tradicional, descubre que mucho antes de que existieran esterillas, leggings y clases guiadas por playlists, ya existía una enseñanza que hablaba de la verdadera transformación interior. En el corazón de los Yoga Sutras de Patanjali, el texto clásico que codificó por escrito las enseñanzas orales del yoga, encontramos dos conceptos esenciales: Abhyasa y Vairagya. Dos términos que, más allá de su aparente simplicidad, contienen la esencia misma de la práctica espiritual.

El Yoga Comienza en la Mente

En su célebre Sutra I.2, Patanjali define yoga como «Yogaś citta-vṛtti-nirodhaḥ»: el cese de las fluctuaciones de la mente. Todo el resto del camino propuesto en el texto es una consecuencia de este objetivo inicial: aprender a aquietar la mente, a observar sin identificarse con cada pensamiento, emoción o estímulo que pasa.

Pero ¿cómo se llega a ese estado? Es ahí donde aparecen Abhyasa y Vairagya, conceptos que funcionan como los dos pilares que sostienen cualquier búsqueda interior. Son, en palabras de los antiguos maestros, las dos alas del pájaro que vuela hacia la liberación.

Abhyasa: La Práctica Sostenida

Abhyasa significa práctica constante, firme, regular. Pero no cualquier práctica, sino aquella dirigida hacia la estabilidad interior, hacia la liberación de la mente de sus viejos patrones. Patanjali señala que esta práctica debe realizarse durante mucho tiempo, sin interrupciones, y con actitud de respeto y devoción. Es una invitación a cultivar la paciencia, a entender que en el yoga verdadero no hay atajos ni recompensas inmediatas.

La práctica de asana (las posturas físicas) es solo una manifestación de Abhyasa. También lo es sentarse a meditar cada mañana, mantener una actitud ética, observar los propios pensamientos, cuidar la respiración, o recordar durante el día el propósito interior. Abhyasa es cualquier acción que te conduce hacia la quietud y claridad mental.

Aquí no se trata de perfeccionar posturas, sino de desarrollar una actitud. De sostener el compromiso aunque el cuerpo esté cansado, aunque la mente no coopere, aunque los resultados no sean los esperados.

Abhyasa educa la voluntad y entrena la paciencia.

Vairagya: El Arte de Soltar

El complemento necesario de Abhyasa es Vairagya, generalmente traducido como desapego o renuncia. Pero no se trata de un abandono frío ni de una indiferencia hacia la vida, sino de una actitud lúcida ante lo impermanente. Significa comprender que nada externo puede otorgarnos paz permanente y que el verdadero refugio está en el interior.

En la práctica, Vairagya es la capacidad de soltar las expectativas: no buscar reconocimiento por nuestra práctica, no obsesionarnos con resultados, no quedar atrapados en los logros o fracasos. Patanjali enseña que el desapego libera a la mente de su tendencia a aferrarse, a buscar placer y evitar dolor, abriendo espacio para una mirada más ecuánime.

Cuando aplicamos Vairagya a la vida cotidiana, significa saber cuándo dejar ir una discusión, cuándo soltar una ambición que nos consume, cuándo apartarse de lo que no nos permite crecer.

No es renunciar al mundo, sino aprender a habitarlo con ligereza.

Las Dos Alas del Yoga Interior

Sin Abhyasa, no hay disciplina, no hay transformación. Sin Vairagya, la práctica se convierte en otro motivo de apego, en una trampa del ego espiritual. Juntas, ambas actitudes equilibran el camino.

El practicante que solo persigue logros se agota o se frustra. El que solo renuncia sin sostener una práctica constante, se dispersa. Por eso, la filosofía del yoga enseña que hay que aprender a caminar sosteniendo con una mano la constancia y con la otra la renuncia.

Vigencia Actual de Estas Enseñanzas

En una época donde el yoga se ha convertido en tendencia, donde se multiplican las propuestas exprés y la búsqueda de resultados rápidos, volver a Abhyasa y Vairagya es más necesario que nunca. Recordar que el sentido profundo de esta tradición no es la espectacularidad de las posturas, sino el aquietamiento de la mente y la comprensión de uno mismo.

Hoy, aplicar estas enseñanzas puede significar aprender a desconectar del ruido digital, a priorizar momentos de silencio, a sostener rutinas simples pero profundas, a practicar sin esperar aplausos ni acumulación de méritos.

Abhyasa y Vairagya son un recordatorio de que lo importante no es lo que ocurre afuera, sino la relación que cultivamos con nuestra experiencia interior. Un llamado a mirar hacia adentro con honestidad, constancia y desapego.

El Yoga Como Camino Vivo

Los Yoga Sutras no son un libro muerto ni una pieza de museo. Son una guía vigente, una brújula para estos tiempos de vértigo y desconexión. Y en su corazón, Abhyasa y Vairagya nos enseñan que solo quien practica de forma constante y sabe soltar con humildad puede saborear esa calma de fondo que el yoga propone.

No importa si llevas una semana o veinte años en el camino. Cada día es una oportunidad para recordar que se avanza practicando y soltando, practicando y soltando.

Eso es yoga. Eso es vivir despierto.

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