Las posturas asimétricas en yoga enseñan a salir del piloto automático corporal y mental, invitándonos a descubrir nuevas sensaciones y a equilibrar desde la conciencia.

El mito de la simetría perfecta
Cuando imaginamos una práctica de yoga, tendemos a pensar en posturas que distribuyen el peso de manera equilibrada entre ambos lados del cuerpo. Sin embargo, en la vida real rara vez somos perfectamente simétricos. Dormimos de un lado, cruzamos siempre la misma pierna, cargamos bolsas con un brazo… El cuerpo acumula esas asimetrías y la práctica de yoga puede volverse una herramienta para reconocerlas y compensarlas.
Las posturas asimétricas son aquellas en las que cada lado del cuerpo realiza una acción diferente. Por ejemplo, en una torsión, en una pierna delante y otra detrás, o cuando un brazo se eleva mientras el otro se apoya. Estas formas desequilibradas en apariencia, nos invitan a conectar con lo que está ocurriendo en cada costado, en cada respiración, en cada músculo.
Despertar la atención
El gran valor de las posturas asimétricas es que rompen el patrón automático. Cuando las posturas son completamente simétricas, a veces el cuerpo puede ejecutarlas sin demasiado registro. En cambio, en una postura donde un pie se apoya diferente al otro, o donde un lado se estira mientras el otro se recoge, la atención debe afinarse.
Este tipo de asanas nos obligan a escuchar mejor: ¿cómo respira este lado?, ¿cómo se apoya este hombro?, ¿qué pasa con la pelvis al girar? Esa conciencia que surge desde lo desigual permite descubrir limitaciones y potencialidades ocultas.
Equilibrio no es rigidez
Curiosamente, en yoga buscamos equilibrio no solo a través de la simetría, sino también desde la adaptación. La verdadera estabilidad aparece cuando el cuerpo es capaz de ajustarse a distintas posiciones sin perder presencia ni respiración.
Las posturas asimétricas enseñan a sostener ese equilibrio dinámico, donde un lado sostiene y el otro se expande, donde un brazo se apoya y el otro se aligera. Es en esa oscilación consciente donde se cultiva una verdadera estabilidad interior.
Compensar para prevenir
Desde un punto de vista físico, este tipo de posturas ayudan a prevenir desequilibrios posturales. Al trabajar de forma diferenciada cada lado, se detectan y corrigen asimetrías que pueden derivar en molestias o lesiones si no se atienden.
Además, favorecen una mayor movilidad en la columna, liberan tensiones acumuladas en la pelvis y hombros, y equilibran la tonicidad entre lado derecho e izquierdo.
Posturas sugeridas
Algunas posturas asimétricas clásicas son parivrtta trikonasana (triángulo invertido), ardha matsyendrasana (torsión sentada), utthita parsvakonasana (ángulo lateral extendido) y supta padangusthasana (estiramiento supino de pierna).
Lo importante no es solo hacer ambas variantes, sino escuchar qué cambia en el cuerpo de un lado al otro, y aceptar que no siempre serán iguales.
Porque ahí reside la enseñanza: en reconocer las diferencias sin foro, y que a veces el mayor acto de cuidado es no intervenir.
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